8.Me voy, no me sigas

Llegué a casa hecha polvo. En cuanto Rocko me soltó su charla y lo le respondí de malas pulgas, me largué diciéndole que no me siguiera. Compadezco a la examiguita de Rocko. Después de eso me me fui a pasear por la ciudad con Nora, no volví a casa hasta las nueve.

La casa estaba desierta, yo era la "única superviviente", jajaja, que diver...(*sarcasmo*)
Podía hacer exactamente lo que se me antojara, a estas horas lo único que quería era comer algo.
 No había nada en la nevera y tampoco me apetecía pizza, ni chino... bueno, nada de eso. Decidí irme a un bar que estaba a un par de manazanas de mi casa. Le mandé un mensaje a mi madre y me fui.
De camino a el bar, que por cierto, se llama "Luna de Ablril", me paré delante del chino; dentro estaba Anette buscando un pendiente para dilatar el agujero de la oreja, entré a hablar con ella.

-¿Dónde está el maldito pendiente?
-Aquí-dije señalando el paquete que envolvía un de los pendientes.
-Gracias...-entoncies se volvió hacia mí e hizo una mueca al ver quien era-Bell, no quiero hablar contigo.
-No quieres, pero lo necesitas, necesitas aclararte las ideas-hice una pausa-yo puedo.
-Está bien, ¿qué pasó con Rocko?
-Me dijo que salía con Trinanosaurio para ponerme envidiosa, pero como no lo consiguió me pidió salir por el whatsapp y yo le dije que no, 1º porque no me gustaba y 2º porque no quería romperte el corazón, por éso me negué.

-Yo...lo siento..pensaba-tartamudeó-gracias, pensé que me habías traicionado, pero en realidad me has abierto los ojos, cuando me enteré pensé que se me había roto el corazón, pero no, solo pensé que me habías tricionado-hizo una pequeña pausa y tomó aire-descubrí que en realidad no me gustaba, solo me parecía mono.

-Guau, como te expresas, gracias por hablar conmigo.
-Igualmente.
-¿Amigas?
-¡Siempre¡
-¿Nos vemos mañana?
-Claro, dew.
-Chaíto.

Que bien, ya había resuelto un problema, algo menos que eliminar de la lista de mi vida.
Llegué al bar, vacío, con un chico muy joven para estar trabajando, en la barra. Me acerqué a la barra y me senté en una silla alta, pedí una ración de tortilla de patatas (me pirran¡¡¡) y una cocacola. El camarero me dijo que me sentara mejor en una mesa.
-¿Cuál es mejor?-dije sonriendo.
-La de la ventana, sin duda-respondió con una medio sonrisa-si fuera un cliente escojería esa, ahora te traigo tu comida.
Se fue tras la puerta de la cocina. Me había puesto a leer "Marejada" cuando llegó con la comida me preguntó con una inocente sonrisa.
-¿Te importa si me siento?
-No, claro, siéntate.
De cerca me di cuenta de que era realmente atractivo, pero me sonaba mucho la cara. Era moreno de piel con el pelo negro, llevaba un pendiente en la oreja izquierda y un tatuaje del infinito en el cuello.
-Perdóname, no me he presentado, me llamo Eric.
-Yo Bell, encantada-dije estrechándole la mano-tengo 15.
-¿quince?
-Sí mis años...
-¡Ah! claro...mira que soy tonto-nos pusimos a reír a carcajadas-yo 17.
-¿A quén instituto vas?
-Al de la Rue 8, no te digo el nombre que es espantoso...-dijo con una sonrisa pintada en la cara, entonces me acordé de que me sonaba ese chico.
-No te preocupes, no te va a hacer falta decírmelo, yo también voy ése.
-¿¡En serio!?
-¡Sí!

-Que guay...

-Antes me sonaba tu cara pero sabía quien eras. De hecho, me sé tu segundo nombre: Bernard, ¿verdad?
-Jo, pues sí, ¿cómo lo sabes?
-Mis amigas tuvieron una temporada de ser tus super fans porque según ellas era el tío más mono del insti, hasta que llagó Rocko, no sé si lo conoces, va a 3º A.
-Me suena, ¿de vardad me conoces por éso? Guau...

Nos tiramos tooooda la tarde (lo que quedaba de ella) charlando y riendo, hasta que miré la hora; eran las 10:15. Mi hora límite de estar fuera eran las 10:30.
-Lo siento, me tengo que ir, y tú deberías cerrar ya, es muy tarde...
-Claro, ¿me das tu número?
-Sí, aquí tienes-le tendí una servilleta con mi número-pásame el tuyo.

Después de intercambiar números me fui a casa. Me metí en la cama y me fui a dormir.