domingo, 1 de septiembre de 2013

22. Misteriosamente misterioso.

-¿Por qué no?
-No, si no me refiero a eso, espera un momento aquí.

Corriendo, salí del salón donde Jose me estaba dando clase para correr a mi habitación.
Las clases extras me iban muy bien, había subido mucho la nota en el último examen de mates. Tanto que un día la profesora se había acercado a mi sitio mientras entregaba los exámenes y con cara de sorpresa, me dijo entregándome el mío:
-¿Seguro que no copias, señorita Chavanel?
-Seguro-respondí cogiéndole el examen para ver un hermosísimo ocho; mi primer ocho, ¡SÍ!

No me apetecía dejar las clases, Jose me ponía de buen humor, más que un profesor lo veía como un amigo.Cogí el diario de mi habitación con ansia y bajé a enseñárselo a Jose.
Estábamos haciendo un descanso cuando me comentó algo de una de las revistas que habíamos pillado en revistero a rebosar de cotilleos de mi abuela. En la portada salía el último exitazo de la música: Dean Blue.
Miles de adolescentes, tanto chicos como chicas escuchamos a diario sus canciones. Yo me sé de memoria su canción preferida: Shakespear love.
-Mira, para que luego digas que soy raro por dormir con mi osito asesino.
-Te aseguro que yo no le veo nada de asesino.
-Sí, lo que tú digas… bueno, que uno de los secretos que ha contado en esta entrevista, Dean Blue cuenta que ha perdido un diario que le regaló su abuela para que escribiera cuando tuviera malos momentos.
-Ummm… que curioso.
 -Dice que su abuela esperaba que su nieto primogénito fuera chica, y que aunque no fue así se lo regaló igualmente.
-Jajajaja… ¿te pasó lo mismo a ti con el osito ése taaaaan mono con el que duermes?-pregunto con retintín.
Me lanza el cojín que inicia una pelea descontrolada.
Hasta que tropiezo y me caigo en el sofá, preparada para recibir el golpe de mi derrota: entonces lo veo. En la portada de la revista donde está la entrevista de Dean Blue, hay una foto de un cuaderno viejo, un cuaderno que me suena, un cuaderno que está buscando Dean Blue, el famoso cantante, un cuaderno que tengo yo.
Cuando bajo, Jose me mira desconcertado.
-¿Pero a ti que te ha picado?
-¡¡Mira!! ¡¡Es el diario de Dean Blue!!
-¿A ver?-dice cogiéndolo.
Le acerco la revista para que compare la foto del diario con el real.
-Madre mía… ¿lo has robado?
-¡No! Me lo encontré tirado en un banco.
-¿Y qué vas a hacer con él?
-Pues devolverlo, supongo.
-¡¡¿¿Tú estás mal??!!
-Pues no.
-¡Por ese diario puedes sacar un montón de dinero!
Dios, que tío.
-Ya, pedir dinero a cambio es lo que harías tú, pero yo no soy así.
-Por lo menos pide algo a cambio, no dinero pero estaría bien algo como un disco firmado o entradas para su próximo concierto.
-Claaaaaro, para que te invite a ti, ¿no?
-Soy más de Heavy pero si insistes.
-Jajajajaja…
-Bueno, al menos piénsalo.
-Vale, pero si me dejas un disco tuyo de heavy.
-Hecho.

Después de cenar fui a revisar si me quedaban deberes, pero ya había terminado todo. Después de contarle a Nora y Anette lo de mi hallazgo, cogí el diario y le eché un vistazo. La primera página estaba en blanco, pero tenía varias fotos pegadas de diferentes paisajes, me sonaban de algo pero no los reconocí hasta que vi una pequeña frase al pie de la página: Donde las historias nunca escritas se sintieron y luego se vieron.

Entonces caí en la cuenta.

jueves, 1 de agosto de 2013

21. Olvidando

Por una vez en los últimos momentos de mi vida, todo estaba más o menos en orden. Las clases de mates se hacían divertidas con José, que ahora me pedía que le llamara Pepe, porque odiaba su nombre. Era un tío bastante majo, nada que ver con su aspecto.
El diario seguía guardado en mi habitación pero había ido a poner un aviso en la comisaría por si preguntaban por él.

Los acontecimientos fueron a mejor y mi humor definitivamente mejoró un viernes por la tarde. Acababa de salir de casa de Nora porque habíamos quedado para comer, y ¿a quién me encontré? a el malnacido al que un día lloré: Eric. 
Acababa de salir del edificio cuando le vi corriendo hacia mí, desde ese momento ese día parecía perdido.

-¡Bell!
-Hola Eric.
-Bell, hace mucho que no te veía, ¿dónde has estado?
-Estaba ocupada olvidándote.
-Pero, ¿qué dices?
-Mira, deja de fingir, te vi con esa chica el otro día, estoy harta de mentiras.
-Ah, bien, lo reconozco, pero ¿qué hay de ese macarra que se pasea por tu casa casi todods los días?
-Es José, y es mi profesor de refuerzo de matemáticas, no hay nada entre nosotros, si no me crees pregúntale a mis padres.
-Oh-desde luego estaba dolido-bien, pues adiós.
-Una última cosa, que sepas que lo nuestro, pasó a mejor vida, ni siquiera me has pedido perdón, creí que era verdadero, pero como ya veo era una farsa, gracias por aclarármelo.
-Tienes razón, perdón-contestó aún que nada me haría cambiar de opinión-siento lo que pasó, había bebido mucho y...
-Entonces,-corté tajante-si realmente no querías que sucediera esto, no haber bebido.
-Tienes razón, la tienes en todo, por eso me enamoré de ti, por eso quiero que volvamos.
-Lo siento, pero esto no funciona así, yo soy la que ha sufrido y ahora esperas que te perdone así como así,-aclaré-lo siento pero no, adiós Eric, si no somos capaces de ser amigos lo mejor será que me olvides, yo ya lo he hecho.
-Bien, pero voy a seguir insistiendo, ya verás como me perdonarás y volverás conmigo.
-No Eric, yo ya he encontrado mi camino.

Me di la vuelta y me marché. Gran conversación la nuestra, muy satisfactoria para mi parisino corazón, con sus partes buenas y sus partes oscuras.

viernes, 5 de julio de 2013

20. Mi "idiota" particular.

En serio, nunca he conocido a nadie más estúpido y engreído que él. No entiendo cómo no le mandé a freír espárragos en el momento uno.

Nada más llegar a casa saludé a mis padres y subí a cambiarme de ropa, los vaqueros estaban muy sucios de haberme sentado en la hierba contigua a el Sena. Me puse cómoda y bajé para esperar al profesor de apoyo. Llegaría enseguida.

Mis padres sólo me habían dicho que sería de mi edad, así nos entenderíamos mejor. Yo me había dicho que posiblemente sería un friki y que pasaría de él inmediatamente. Me equivocaba.

El tío llegó veinte minutos tarde. Llamó a la puerta y me acerqué a abrirle. Vaya pintas.
Era un macarra de pe a pa. Iba vestido con una camiseta de una calavera en llamas y los pantalones vaqueros le colgaban por debajo del culo. Tenía la cabeza rapada con cresta y llevaba un pircing en la ceja.

-¡¡¡Mamá!!!
-¿Qué te pasa cielo...? Ah, hola José.
-Buenas tardes señora.

Yo lo de ser educado no me lo trago. :S

-Bueno, os dejo para que empecéis con las Mates eeeh tíos...
-Mamá, no te intentes hacer la guay, que no lo eres.
-En fin, adiós Belén, estudia mucho.

Estrangular, estrangular, estrangular... relax.

-Bueno, José-dije con retintín- ¿qué se supone que me vas a enseñar tú?
-¿Matemáticas tal vez?
-Pues venga...

Le hice un gesto para que subiera por las escaleras.

-Ah no, ni hablar, tú lo que necesitas es salir de casa, que tienes una cara...
-¡Oye!
-Bueno, venga, te invito a lo que quieras.
-Pero, ¿no vamos a estudiar?
-Prfffff... sí, pero primero quiero conocerte.
-Pues vale...

Salimos de casa y nos fuimos hasta el centro, junto a las tiendas. José empezó a hablarme, pero yo no le prestaba mucha atención, solo me preguntaba que narices hacía yo en esos momentos. ¿Tan mal me iba el coco como para irme con este macarra que me estaba contando no sé qué chorradas?
Llegó un momento que me sacó de mis ensoñaciones y empezó a obligarme a responder.

-¿A donde quieres ir? ¿Yoogoo?
-No.
-¿McDonalds?
-No.
-¿100 montaditos?
-No
-¿Al burguer?
-No.

Después de decir veinte veces No, paró y me preguntó:

-Bueno y ¿donde quieres ir?
-A mí casa.
-Ni hablar, vamos al Starbucks.
-En fin, por fin decides tú...
-Y bueno, ¿tan mal se te dan las Mates que has tenido que recurrir a mí?
-Tú no tienes pinta de ser bueno en nada que no sea dar la lata.
-¿Perdona?-comentó con una sonrisa-yo soy el mejor de mi clase con los números.
-Vale, no te puedo poner a prueba porque yo soy de las peores, pero un día te presento a mí mejor amiga y fliparas.
-Vale, te propongo un reto: tú te esfuerzas en mates y yo salgo contigo.
-Ni hablar majo...
-Vale, pues yo te hago un regalo si sacas un 8 en mates, ¿vale?
-Vale.
-Ahora voy a empezar a contarte mi vida y luego ya lo de las mates, eeeh?
-Te creía mas malote, pero te aviso, suelo prestar poca atención a las chorradas...-este tío me empezaba a caer bien.

Y aún que no me lo creyera ni yo, me pasé una tarde entera con un macarra matemático, tomando un capuccino con caramelo y lo mejor: no pensé en nada que pudiera hacerme daño.


domingo, 23 de junio de 2013

19. El diario.

A partir de ese día, empezó a gustarme de verdad Paris.

Sólo quería caminar hasta que me dolieran los pies, a veces correr, a veces andar, a veces simplemente huir.

Paris para mí era grande, como mi corazón, y puede que no tan diferente a él. Paris y sus partes bonitas, mi corazón y sus partes bonitas. Paris y sus partes oscuras, mi corazón y sus partes oscuras. No tan diferente.

Tuve suerte de que mi vida girara en una dirección bastante afortunada, y todo gracias a un diario.

Estaba sentada en una terraza, tomando una café acompañada de una soledad que buscaba todos los días antes de las cinco de la tarde.

Cuando terminé el café me puse a leer "Temblor", todos aquellos personajes me daban envidia, no sufrían como yo, sino de una forma con la que se podía curar cualquier herida.

Entonces lo vi, era precioso, encuadernado en tapas de cuero marrón desgastado, qué poético, como de película. Alguien se lo había dejado en aquel banco tan solitario. ¿Por qué no cogerlo? ¿por qué no buscar al propietario? ¿tengo algo que hacer? No. Pues venga.

Me acerqué al banco y lo cogí, no me atrevía a abrirlo, tal vez fuera personal, pero según lo cogí se cayeron algunas fotografías del interior.

En las fotos aparecían animales, flores, amaneceres y atardeceres, algunas sonrisas y algunas lágrimas, un charco de agua en el suelo, un pájaro en un árbol, una nube sobre el sol... y una chica. Ésta estaba sentada en un banco tenía un ramo de flores en el regazo. Sonreía, era muy feliz.

Guardé las fotos en el interior de aquel cuaderno posiblemente muy personal. Por si acaso miré a mi alrededor, tal vez el dueño siguiera por ahí y lo estuviera buscando, pero nadie parecía haberse percatado de mi hallazgo, así que me fui a casa a recibir mi primera clase de apoyo.

jueves, 6 de junio de 2013

18. Creo que adiós, te borro y punto.

Ya nada volvería a ser igual, no después de aquello que me destrozó, mi mundo rosa se volvió negro: Eric me había traicionado.

Hace un par de días, paseando por el barrio con Nora, nos fuimos por un callejón, hacia una tienda muy chula que estaba escondida. Sin querer nos desviamos un poco y llegamos a una calle más ancha con algunos bares; Eric estaba allí. Me acerqué para saludarlo, pero me quedé cuando me di cuenta de que una chica le cogía de la mano.

Me quedé muda.
Me dije a mí misma que me tranquilizara, podría ser perfectamente una prima suya.
Pero luego la chica se acercó a él y le besó y luego le abrazó, se fueron abrazados, Eric mirándola como cuando me mira a mí, pero cuando lo volviera a hacer ya no sería lo mismo, me había comprado, vendido, y vuelto a comprar.

Todo se me nubló, Nora me agarró y me llevó al interior de un bar sin ser casi consciente, no volvería a decirle ni una palabra, no después de que me dijera que yo era su tesoro, que no tenía ojos para nadie más, que yo era su cenicienta, su amanecer, su andén del amor.
Y ahora su traición.

Me puse a llorar en silencio, un silencio horrible, como aquél en el que se sumió mi casa cuando se murió mi abuelo.

Mis lágrimas brotaron, de lo demás no fui consciente.

Aquel día, no volví a mi casa hasta las tantas, me quedé llorando, con las piernas colgando por el puente de los candados, donde Eric y yo habíamos puesto el nuestro, cogí una piedra y empecé a romperlo, y luego lo guardé como un recuerdo de que el amor puede ir pintado de dolor.

Cuando llegué a mi casa, pasé de todo el mundo, me encerré en mi habitación y borré a Eric de mis contactos, lo borré del whatsapp, borré de todo lo que pude de él, pero cuando llegué para borrarlo de mi corazón no fui capaz.

Cuando me puse a leer un libro que tenía pendiente, me di cuenta de que no se borraría de ahí nunca, porque ese había sido mi amor primerizo...